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El arte de cebar mate

La caldera y la pava

La caldera original se parecía a una jarra, con un asa lateral y un breve pico en que derivaba su boca. Este recipiente se fue modificando con el tiempo y tomó el nombre de pava en la Argentina, aunque en Uruguay conservó el de caldera. El asa se ubicó en la parte superior, y el pico vertedor se cambió por un tubo similar al de las teteras o las cafeteras. Al cambiar de posición el asa se hizo necesario colocar una tapa para proteger la mano de los vapores del agua caliente. Si bien la tapa se fabrica de modo que quede floja, suele ocurrir que al condensarse el vapor entre la boca y la tapa de la pava se produzca un cierre hermético. Entonces se forma un vacío que dificulta la salida del agua por el pico, y cuando lo hace sale en mayor cantidad que la prevista por el cebador, derramándose sobre la mano que sostiene el mate. Muchos culpan a la punta del pico como causante del accidente, pero el problema se soluciona destapando la pava cada tanto, o practicando un pequeño agujero cerca de la perilla de la tapa. Incluso se fabrican pavas que ya tienen este orificio, destinadas a los cebadores de mate.

La pava fue bautizada así por el gaucho debido a su semejanza con la silueta de esta ave echada en su nidal: rechoncha de cuerpo, ennegrecida de hollín y con el largo cuello en forma de S que le nacía del buche, echada junto al fogón empollando las brasas del rescoldo. En Uruguay se la siguió llamando caldera.

El asa de la pava se toma cerca de la curva más próxima al pico, con el dorso de la mano derecha para abajo, los dedos doblados hacia arriba, y el pulgar en dirección opuesta al mate. Este modo de asir la pava obedece a varias razones. En primer lugar exige menos esfuerzo para inclinar la pava. Además, cuando la pava se inclina mucho porque queda poca agua, la tapa se levanta y tiende a caer; pero el dorso de la mano lo impide. Pero hay algo más: cuando se levanta la tapa escapa vapor por el lado levantado, que es el opuesto al pico. Tomando el asa cerca del pico se evita que la mano reciba este vapor. Y en el caso de que la tapa tenga el pequeño orificio debe cuidarse de que quede del lado posterior de la pava.

Es común que, en las zonas donde el agua tiene cierta dureza, se forme sarro en el interior de la pava. Una manera sencilla y casera de eliminarlo consiste en hervir dentro del agua de la pava una buena cantidad de cáscaras de papa. Parte del sarro se irá disolviendo en el agua. Luego se vuelca el contenido y se deja secar la pava boca abajo, para que escurra todo el líquido. Cuando está seca, el sedimento adherido a sus paredes se desprende solo (o con poco esfuerzo) en pequeños bloques. Si hay mucho sarro se repite el procedimiento.


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