El arte de cebar mate
El recipiente del mate
Como se suele decir, "lo primero es lo primero", así que habrá que empezar por el recipiente, la calabacita, que es el verdadero mate. Mate proviene del quechua, mati, y significa "recipiente para beber". Es el fruto de la calabacera (Lagenaria vulgaris) que desde hace siglos ha proporcionado recipientes usados como vasos o tazas.
Por su forma hay dos tipos de mate el poro (mal llamado porongo), semejante a una pera (Fig. 1), y el mate galleta, de forma achatada, preferido para el mate amargo (Fig. 2). El poro suele ser llamado "el mate que se para", porque su base suele ser lo suficientemente plana como para que se asiente sobre la mesa sin que se caiga. El mate galleta debe ser siempre sostenido en la mano, aunque hay soportes metálicos que se adaptan a su forma y permiten dejarlo parado.
La boca del mate es la abertura por donde se introduce la bombilla. No debe tener más de dos centímetros y medio, es decir, lo suficiente como para que pase la bombilla. Si se agranda demasiado se reduce la duración o rendimiento de la cebadura, y el mate se lava antes de tiempo.
También suelen utilizarse recipientes de otro tipo, como los torneados en madera (que pueden comunicarle un sabor particular dependiendo del tipo de madera con la cual se han hecho). Al tratarse de un material poroso puede ir absorbiendo el sabor de la yerba, tal como sucede con la calabacita. En cambio en los recipientes de metal enlozado, cuyo uso está muy difundido, con cada lavado se va la yerba con todos sus extractos, que en el caso de la calabacita la van impregnando de sabores que mucho aprecia el buen matero.
Vea también: Curado del mate